Durante mucho tiempo, la angustia ha sido reconocida como uno de los síntomas más comunes de desbalance mental y emocional. Las descripciones psiquiátricas de la angustia, por lo general, se refieren a síntomas mentales (aprehensión y preocupación) y corporales (palpitaciones, tensión muscular, fatiga, vértigo, sudor y temblor). Los psiquiatras también diferencian los estados de angustia generalizados, en los que hay una angustia flotante, casi continua, y los ataques de pánico, que son episodios intermitentes de angustia aguda. Freud identificó a la angustia con la idea de que es una reacción a una situación traumática, una experiencia de desamparo ante una acumulación emocional que no se puede descargar. Los traumas son precipitados por situaciones que la persona percibió como peligrosas, y de las que se defendió relegándolas al inconsciente, desde donde buscan aflorar en forma de angustia. Freud distingue entre la angustia automática, en la que el estado surge directamente como resultado de una situación traumática, y la angustia como señal, donde se reproduce activamente para alertar sobre una situación prevista de peligro real. El tratamiento floral de la angustia nos acerca a una nueva perspectiva mucho más amplia y comprensiva en el acompañamiento del paciente o consultante, aportando herramientas realmente valiosas para un abordaje efectivo y a largo plazo, que acompañe y apuntale el tratamiento convencional con los profesionales de la salud mental. En esta clase abordaremos los distintos tipos de estados de angustia, para poder reconocerlos y así encontrar el tratamiento floral más adecuado.
INSCRIPCIÓN ABIERTA
MODALIDAD: On line sincrónica
DURACIÓN: 1 clase
